Olivia del Palacio López

La acumulación de energía en forma de grasa se debe a la combinación de dos   mecanismos fundamentales patogénicos, el aumento de la ingesta calórica y/o la disminución del gasto energético. En nuestro entorno actual se caracteriza por un aporte excesivo de alimentos altamente energéticos ligados a un estilo de vida que precisa un escaso nivel de actividad física para subsistir .

El sedentarismo del mundo desarrollado con la progresiva automatización de la actividad cotidiana ( ordenadores, juegos electrónicos , televisión. Los avances tecnológicos y el trasporte han disminuido la necesidad del ejercicio físico.

El ambiente térmico en que nos movemos en el mundo occidental de termoneutralidad progresiva, hace disminuir el gasto energético por el concepto de termogénesis no inducida por la dieta.

El resultado final es un balance de energía crónicamente positivo que se va acumulando en forma de grasa

Estados emocionales diferentes, nos pueden llevar a la conducta de comer  como son la ansiedad , el aburrimiento , la tensión, el enfado , el estrés, la depresión, la ira, la frustración…..la conducta de comer gratifica y parece aliviar distintos estados disfóricos.

La industria alimentaria invierte grandes cantidades de dinero en publicidad, con reclamos que vinculan comidas y bebidas con mensajes de alegría y felicidad. Se asocia de forma subliminal la comida y la bebida con estados anímicos positivos y gratificación.